Cinco consejos para rebajar





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Esto puede ayudarte:

Siguiendo estos consejos puedes ayudarle a tu cuerpo a deshacerse de esas libritas extras:

Cuando sientas la urgencia  de ingerir algo dulce, dale un mordisco a un pepinillo en salmuera (pickle), o pásale la lengua a un limón. Aunque suene a una malacrianza, en realidad te arruina el deseo de lo azucarado. Puedes también lavarte los dientes. Porque nada sabe bueno después de eso, pero, de todos modos la humanidad te lo agradecerá...

Mientras estés masticando pon los cubiertos en el plato y bebe agua de tanto en tanto durante la comida. En un momento puedes para de comer durante un minuto entero. Al finalizar éste decide si ya llegaste a la llenura o no. Así le das tiempo al estómago de actuar y enviar el mensaje al cerebro de que ya, que no más. Decide, además por comerte dos tercios de lo que tengas al frente, optando la tercera porción como si fuese esto repetir.

De 30 a 40 minutos antes de cada comida debes comer frutas o vegetales, así le rompes par de dientes al hambre, para que no te muerda tanto. Escoge comidas que tarden en ser consumidas, como por ejemplo, una sopa clara y con cucharita.

¿Comes por aburrimiento? Pues puedes poner una valla entre tú y la nevera. Sí, una lista de cosas para hacer. Así que cuando vayas como lobo de momento te encuentras con que hay que arreglar esto o comprar no sé qué cosa, y así en vez de mover las mandíbulas mueves otras partes de tu cuerpo. Además te vas a sentir mejor cuando digas “misión cumplida”.

Una musiquita suave puede ayudarte a comer lento. De verdad. Está probado que, así como el estrés te puede poner a tragar como cocodrilo, una música y ambiente suave puede bajarle las revoluciones a tu masticar, y eso puede completar el viaje del mensaje de llenura antes de que hayas arrasado todo lo que te puede llevar al arrepentimiento.




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