La fibra alimentaria


Foto: vaonoticias.com

Uno de los mejores regalos del reino vegetal

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Es la materia prima de todo el Reino Plantae, es decir, el vegetal. Es lo que queda de las plantas cuando mueren, es lo que recobre cada célula suya. Si miras en un microscopio células animales y vegetales, verás que mientras el tejido de nuestro reino tiene membranas celulares, el de los ciudadanos del otro reino tienen encima de sus membranas una dura pared.

Su material está hecho de hidratos de carbono, que no podemos descomponer, por lo que pasan por el sistema digestivo en su integridad, ayudando a una mejor regularidad intestinal, y de muchas otras formas. Porque además de esta muy conocida aportación a la salud humana, estamos hablando de algo que nos puede ayudar contra el colesterol malo elevado en sangre, contra la diabetes, las hemorroides, la intoxicación por la acción de bacterias en los intestinos, el sobrepeso y hasta contra el mismo cáncer.

Eso que llamamos fibra alimentaria se puede dividir en dos grupos básicos:

• Fibra soluble- Esta por lo general forma un gel que absorbe agua en el interior del intestino y hace más rápido su vaciamiento. Los alimentos con esta clase de fibra reducen los niveles de colesterol alto en la sangre y disminuyen la velocidad de la absorción de la glucosa proveniente de los alimentos, lo que ayuda a nivelar el azúcar de la sangre.

Está compuesta por las gomas, los mucílagos y la pectina, y está presente en todo tipo de leguminosas (lentejas, garbanzos, habas habichuelas), así como en el salvado (la “cáscara” que recubre la semilla) de avena y otros granos y algunas frutas y vegetales, como las manzanas, las naranjas y las zanahorias.

• Fibra insoluble- Esta  acelera el paso de las heces fecales por el intestino y aumenta la cantidad y la frecuencia de los movimientos intestinales, lo cual ayuda a combatir el estreñimiento. Está compuesta por la celulosa, la hemicelulosa y la lignina, y está presente en los cereales integrales y en la mayoría de los vegetales y las frutas. Hay estudios que apuntan a que este tipo de fibra ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer.

Todos los alimentos de origen vegetal contienen de los dos tipos, aunque algunos son particularmente ricos en uno u otros.

En diversos estudios se ha llegado a concluir que en las personas con diabetes los alimentos ricos en fibra soluble pueden ayudar a controlar el nivel de azúcar en la sangre, reduciendo la velocidad de absorción de la glucosa.

También se ha visto que la fibra soluble puede ayudar a disminuir el nivel de colesterol en la sangre y,  por lo mismo, impedir o retrasar la formación de placas de colesterol en las arterias, llamadas ateromas.

Es decir, en otras palabras, se trata de un regalo del cielo y de la tierra que no debes desperdiciar. Los médicos recomiendan entre 20 y 35 gramos diarios.

Los llamados productos “integrales”, es decir, aquellos derivados de granos a los que no se les ha sacado el salvado a la hora de hacer la harina, pueden tener hasta 10 veces más fibra que los productos refinados, por lo que son por muchos expertos en nutrición más recomendables.

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