Bariátrica

Cuando el sobrepeso se pierde en el quirófano



Estamos hablando de un procedimiento quirúrgico que es una última opción para enfrentar un sobrepeso que amenaza a la salud del paciente. No es una operación cosmética, ya que encierra unos riesgos que sólo se hacen válidos para enfrentar una amenaza mayor al bienestar físico del paciente de la mencionada condición.

La cirugía bariátrica, también llamada de derivación gástrica, ayuda a bajar de peso cambiando la forma cómo el estómago y el intestino delgado absorben y manejan el alimento que se consume.

Esto traerá como consecuencia dos efectos principales:

• Después de la cirugía, el estómago quedará más pequeño y el paciente se sentirá lleno o satisfecho con menos comida.
• El alimento que se consume ya no ingresará a algunas partes del estómago y el intestino delgado que lo descomponen. Debido a esto, el cuerpo no absorberá todas las calorías del alimento que se ingiere.


Por qué se realiza

Se trata de una opción cuando la obesidad de una persona es demasiada y la dieta y el ejercicio no ha hecho una diferencia significativa. Este procedimiento, se debe entender, no es un “remedio rápido” para la obesidad.

Aquel a quien se le realiza tiene que comprometerse con la dieta y el ejercicio porque debe continuar haciéndolos después de la cirugía. Y es que de hacerse así se podrían dar complicaciones. Un problema que algunas personas tienen es vomitar si comen más de lo que su nuevo y pequeño estómago puede contener. Las personas que se someten a esta cirugía deben estar mentalmente equilibradas y no ser dependientes del alcohol ni de las drogas psicoactivas.

Este procedimiento se recomienda más a aquellos que tienen por lo menos 100 libras de sobrepeso o alguna enfermedad seria que podría mejorarse bajando de peso.

Riesgos

La derivación gástrica es una cirugía mayor y tiene muchos riesgos, algunos de los cuales son muy serios. Se debe siempre consultar con el cirujano.
El riesgo de la cirugía en sí o de problemas después de la operación puede ser mayor de lo normal si el paciente es incapaz de caminar distancias cortas, si todavía se está en crecimiento o si se trata de un adulto de más de 65 años de edad.


Como todo procedimiento que conlleva la utilización de anestesia, el paciente tiene que enfrentarse a las secuelas del uso de ésta.

Entre los riesgos que podrían ser secuela de este procedimiento se encuentran ruptura o estrechamiento de la bolsa, anemia, niveles bajos de calcio, cálculos biliares o ataques a la vesícula, gastritis, acidez gástrica o úlceras estomacales, desnutrición, vómitos (por ingerir más de lo que la bolsa puede contener) y cálculos renales.

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