Derrame cerebral

Sin derrames


Foto: saludpasion.com


Factores para un accidente cerebrovascular que se deben evitar o controlar

Lo que conocemos como derrame cerebral, apoplejía, ictus o accidente cerebrovascular puede ser uno de los eventos de salud más incapacitantes con los que se puede encontrar un ser humano. Y es que un derrame cerebral en término de segundos puede terminar con la vida de un ser humano, o incapacitarlo a tal grado que sería lo mismo que dejar de existir o algo peor que la muerte misma.

Es por eso que se debe tratar de evitar lo más posible.
Existen ciertos problemas médicos que pueden aumentar el riesgo de un derrame. A estos se les llama “factores de riesgo”. Conocer estos puede ayudarnos a evitar un accidente cerebrovascular porque muchos de ellos pueden tratarse con cambios en el estilo de vida, medicamentos o cirugía.

Presión arterial alta (hipertensión arterial)

La hipertensión o presión arterial o sanguínea alta es el principal factor de riesgo cerebrovascular. Según la Asociación Americana del Corazón, ésta afecta a casi una tercera parte de los estadounidenses adultos. Y, de hecho, para aquel que padece de ésta, las posibilidades de un derrame son mayores que las de un ataque cardíaco. Generalmente no presenta síntomas. De hecho, la mayoría de las personas no descubren que sufren de hipertensión hasta después de haber tenido un accidente cerebrovascular o un ataque al corazón. El control de la hipertensión reduce el riesgo de sufrir un derrame, y ésta puede a menudo controlarse con ejercicios, una alimentación sana y ciertos medicamentos.

Enfermedad cardiovascular

Un trastorno cardiovascular, como la enfermedad arterial coronaria, la enfermedad valvular cardíaca y las alteraciones en el ritmo cardíaco pueden producir el doble del riesgo de padecer un accidente cerebrovascular que las personas con corazones sanos. El control de los tres principales factores de riesgo cardiovascular (el tabaquismo, el colesterol elevado en sangre y la hipertensión) puede también reducir el riesgo cerebrovascular.

Aterosclerosis

La aterosclerosis, un proceso de endurecimiento de las arterias, es una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de materias grasas, colesterol y calcio en las paredes internas de las arterias, además del endurecimiento mismo de sus tejidos. Esta acumulación de grasa puede obstruir los vasos sanguíneos, además de que al perder elasticidad el tejido puede hacer perder el control sobre la presión sanguínea. El cigarrillo es aquí un factor desencadenante.

Conteo elevado de glóbulos rojos

Tan sólo un elevación moderada en el recuento de glóbulos rojos puede constituir un factor de riesgo cerebrovascular. Un número elevado de glóbulos rojos hace más espesa la sangre, lo que puede dar lugar a la formación de coágulos.

Ataques isquémicos transitorios (AIT)

Los AIT (también llamados mini derrames o derrames de advertencia) generalmente se producen cuando un coágulo sanguíneo obstruye transitoriamente una arteria del cerebro o del cuello. Esto impide que una parte del cerebro reciba la sangre que necesita. Los AIT son un claro síntoma de advertencia de un posible derrame, o accidente cerebrovascular. De las personas que han sufrido uno o más AIT, más de un tercio sufrirá un accidente cerebrovascular. Los síntomas son similares a los de un accidente cerebrovascular grave. Consulta inmediatamente al médico si tú o alguien que conoces tiene alguno de los síntomas de un AIT.

Apnea del sueño

La llamada apnea del sueño es uno de los principales factores de riesgo cerebrovascular. Se trata de un trastorno que se caracteriza por episodios en que la persona deja de respirar (a veces durante tanto como 10 segundos) durante el sueño profundo. La apnea del sueño aumenta la presión arterial. Los estudios también han demostrado que los que sufren de apnea del sueño tienen niveles muy bajos de oxígeno en la sangre, lo cual favorece la formación de coágulos sanguíneos. Si se cree que existe apnea del sueño, se debe consultar inmediatamente al médico.

Prevención

• Se debe evitar la sal lo más posible
• Reducir las grasas (las cuales en su mayoría deben ser insaturadas o monoinsaturas)
• Aumentar la fibra
• Evitar el cigarrillo y el alcohol (con excepción del vino -dos copas diarias máximo- que tiene sustancias que favorecen a las arterias).
• Hacer ejercicios físicos

 

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