Imsomnio



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¡En blanco! Esa silenciosa y nocturna tortura llamada insomnio 


Todos en nuestra vida hemos pasado una noche en la que no hemos podido pegar los ojos, “porque tenía la nariz en el medio”, reza el chiste. Eso no es problema, la vida tiene grandes almacenes de preocupaciones para que por lo menos tengamos una al año. Pero a veces puede ser de recurrencia crónica, entonces sí se torna en un problema médico. 

Y es que en el sueño ocurren ciertos procesos bioquímicos muy necesarios para la vida, que no se dan para los periodos de vigilia. En los adultos el consenso es que debes ser alrededor de ocho horas, y después de los 60 años estas podrían reducirse a seis. Casi la mitad de las personas mayores de 60 años experimenta algún grado de insomnio. 

Este trastorno puede causar ojeras, desorientación, fatiga, irritabilidad, cambios en la postura y una reducción de los niveles de energía en general. Se debe consultar con el profesional de la salud mental para evaluar 

Una consulta con un psiquiatra u otro profesional en salud mental puede servir para evaluar los trastornos psiquiátricos que pueden llevar al insomnio. A los pacientes de depresión los antidepresivos podrían ayudarles con los problemas de sueño. 

El insomnio en los adultos puede responder a envejecimiento, alcoholismo o suspensión abrupta del alcohol, ansiedad, un mal ambiente para dormir, depresión, angustias, y diversos padecimientos, como cistitis, artritis, acidez, agrandamiento de la próstata, actividad de la tiroides, síndrome de las piernas inquietas, problemas cardiacos o pulmonares, entre otros. También diversos medicamentos y drogas pueden alterar el sueño.

 Para ayudarse a conciliar un mejor sueño se deben modificar los hábitos de sueño nocturno y otros comportamientos antes de tomar medicamentos para el insomnio. Evitarse situaciones de estrés, utilización de alcohol, la cafeína por lo menos ocho horas antes de levantarse, las comidas pesadas, el cigarrillo. Así mismo se debe establecer una hora regular para acostarse, pero no hacerlo si no hay sueño. 

También conviene el ejercicio en forma regular, aunque no en las últimas dos horas antes de acostarse. Se ha demostrado que el ejercicio, especialmente los aeróbicos, ayudan a conciliar el sueño con más facilidad y a tener un sueño más profundo y más reparador. 

Las relaciones sexuales pueden ser inductores naturales del sueño para algunas personas. Pero si no tienes acompañante para ello, un libro podría servirte para luchar contra el insomnio. O toma un buen baño, y escucha música suavecita. Y déjale a Papito Dios tu problemas, y a dormir, oh sí.

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