Por: Sandra López
Por qué la gente cree en ellos
Hablamos de esos productos, muchos de los
cuales se vendían en la plaza pública y en las tiendas de pueblo, como pomadas
milagrosas que alivian todo tipo de males o champús que hacen crecer el cabello
casi instantáneamente. En la era actual se trata de las pastillas con las que
te acuestas obesa y prometen que te levantarás con la figura de Barbie o si
eres un flaco enclenque y al mirarte en el espejo te verás con la musculatura
de Hércules.
¿Por
qué la gente cree en estas promesas? ¿Por qué compran estos productos? De
acuerdo con el psicólogo clínico y catedrático del Recinto de Ciencias Médicas,
Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Puerto Rico, Luis Caraballo,
“en nuestra cultura eso es bien común porque nos encantan las soluciones
rápidas, que podamos ver el efecto en el momento. Vamos al doctor y esperamos
que nos atienda rápido, que nos dé medicamentos y el efecto sea instantáneo...
se nos hace bien difícil tener ese nivel de tolerancia”.
Asimismo, el
especialista en salud mental afirmó que muchos de los llamados productos
milagrosos se venden para cubrir una necesidad apremiante a nivel de
percepción. “Por ejemplo, a nivel sexual te dicen tómate esto y de momento
tendrás esta virilidad o esta capacidad fabulosa, un tema que suele ser bien
importante para los hombres. Igualmente, para aquellas que es importante el
asunto del peso, sean obesas o no, y quieren bajar cuatro tallas en un día para
ponerse un vestido que compraron hace tres días sabiendo que no le serviría,
pero pensando que estarían delgadas cuestión de días, el asunto de las pastillas
para rebajar es apremiante”.
Asunto generacional
Esta prisa por obtener resultados inmediatos no es nueva. Se ha venido desarrollando inclusive hasta por generaciones, dijo Caraballo. “Vivimos en una sociedad bastante superficial donde muchos quieren verse siempre regios y tener lo mejor. Se le pone mucho peso a ese aspecto y se pierde la objetividad de que hay cosas que van mucho más allá, como la salud física y emocional”. A esas personas que se encuentran atrapadas, Caraballo les recordó que “la belleza está en el ojo de quien está mirando. Nos dejamos llevar mucho por lo que tienen los demás y eso se va propagando de persona a persona, de generación en generación”.
Más paciencia
“Las personas buscan lo fácil y resultados
rápidos, no se promueve la paciencia, que las cosas se ganan y se trabajan y se
saborean mejor cuando es así. Lo malo es que eso se pasa a otras áreas: se
compra una casa y en una semana quieren hacerle la verja, las cortinas, los
aires; todo tiene que ser inmediato”, expuso. El problema de esa conducta es
que puede crear expectativas falsas y que las personas distorsionen la
realidad. “Eso eleva los niveles de ansiedad, reduce los niveles de tolerancia
y aumenta o desarrolla la sintomatología relacionada a la depresión porque la
frustración que surge por no poder obtener resultados inmediatos”.
Antes de experimentar con uno de estos
productos, es aconsejable que las personas realicen un análisis honesto para
que logren realizar sus metas de forma realista y saludable, recomendó.
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