Guía de cinco pasos para rebajar
Por Sandra López
sandrareporterabv@gmail.com
Foto fuente: http://www.sparkpeople.com
Sea para perder 20 o 200 libras, para lograrlo necesitas algo más que el deseo; es imperativo que te comprometas y tengas un plan bien pensado. Debes ser realista y no desesperarte pretendiendo deshacerte en un mes de esas libras que adquiriste en años.
Esta guía paso por paso de lo que puedes hacer para alcanzar tu meta puede ayudarte.
Paso 1: Comprométete.
Tomar la decisión de perder peso, cambiar el estilo de vida y volverte más saludable es un gran paso. Comienza esta nueva etapa haciendo un compromiso contigo. Muchos prefieren plasmar su compromiso en un contrato por escrito. Este contrato puede incluir la cantidad de peso que deseas perder, la fecha en que esperas lograrlo, los cambios que harás en la dieta y el plan de actividad física que harás regularmente. También es útil poner los motivos por los cuales quieres perder peso. De acuerdo con el entrenador personal Desmond Santiago, es preciso que tengas un por qué claro y específico. “El bajar de peso es un resultado, no un por qué”. Pon el documento en un lugar en el que lo veas constantemente, jamás en una gaveta.
Paso 2: Ubícate.
Antes de comprarte las zapatillas o atiborrar la nevera de productos saludables, hazte una evaluación médica para asegurarte de que todo está bien. Durante unos días haz un diario de los alimentos y bebidas que consumes. Esto te permitirá estar más consciente de tus hábitos alimentarios. Siendo consciente de ellos, puedes ver dónde estás fallando. Luego, analiza tu estilo de vida. Identifica todo lo que puede interferir en tu decisión de perder peso. Por ejemplo, el horario de trabajo, los viajes, la lluvia, qué alimentos consume el resto de la familia que pueden ser una tentación para ti, etc, qué lugares frecuentas y qué consumes allí. Piensa en lo que harás para superar estos desafíos. No dejes nada al azar, no improvises. Lo que necesitas para desistir es una excusa; sácalas todas de tu camino.
Por otro lado, analiza qué aspectos de tu estilo de vida pueden ayudarte. Por ejemplo, si hay un área cerca de la oficina donde puedes caminar al salir, cámbiate de ropa en el trabajo y vete directo para allá. Así evitas llegar a tu casa para cambiarte; puede ser que sucumbas ante la novela o te pongas a hacer tareas. Estas son formas de boicotearte.
Paso 3: Sé realista.
Establece metas a corto plazo y premia tus esfuerzos a lo largo del proceso. Si tu objetivo a largo plazo es perder 40 libras y controlar la hipertensión arterial, proponte cambios en la alimentación y actividad física a corto plazo. Comienza a desayunar, a caminar 15 minutos en las noches o a cenar ensalada.
Los objetivos más efectivos son concretos y realistas. Por ejemplo, hacer más ejercicio no es una meta concreta. Pero decir "caminaré 15 minutos, los lunes, miércoles y viernes durante el primer mes", estás fijando una meta concreta y realista para ese periodo.
Recuerda, los cambios pequeños todos los días son los que te llevarán a grandes resultados. Una meta realista es una que puedes alcanzar. Al cumplir con lo propuesto día a día, verás resultados y te motivarás a continuar. Las metas poco realistas traen sentimientos de derrota y frustración. Ahora, parte de ser realista significa saber que puedes experimentar retrocesos. Los traspiés ocurren cuando te sales del plan por cualquier excusa, como días festivos, lluvia, etc. Cuando te encuentres ante un obstáculo, no te desanimes, retoma tu plan inmediatamente y piensa qué cambiarías si vuelves a enfrentar una situación similar.
Elije actividades físicas que disfrutes; te será más fácil seguirlas a largo plazo. “El día antes, planifica y prepara un bulto con la ropa y los tenis para ejercitarte. Así, indirectamente, te vas preparando mentalmente, enfocado y comprometido con tu propósito”, aconsejó Santiago.
Los objetivos más efectivos son concretos y realistas. Por ejemplo, hacer más ejercicio no es una meta concreta. Pero decir "caminaré 15 minutos, los lunes, miércoles y viernes durante el primer mes", estás fijando una meta concreta y realista para ese periodo.
Recuerda, los cambios pequeños todos los días son los que te llevarán a grandes resultados. Una meta realista es una que puedes alcanzar. Al cumplir con lo propuesto día a día, verás resultados y te motivarás a continuar. Las metas poco realistas traen sentimientos de derrota y frustración. Ahora, parte de ser realista significa saber que puedes experimentar retrocesos. Los traspiés ocurren cuando te sales del plan por cualquier excusa, como días festivos, lluvia, etc. Cuando te encuentres ante un obstáculo, no te desanimes, retoma tu plan inmediatamente y piensa qué cambiarías si vuelves a enfrentar una situación similar.
Elije actividades físicas que disfrutes; te será más fácil seguirlas a largo plazo. “El día antes, planifica y prepara un bulto con la ropa y los tenis para ejercitarte. Así, indirectamente, te vas preparando mentalmente, enfocado y comprometido con tu propósito”, aconsejó Santiago.
Foto fuente: http://frontdoorfitness.com
Paso 4: Identifica recursos de apoyo.
“Busca alguien con quien entrenar, que tenga tus mismas metas. Si piensan diferente o tienen distintos objetivos, la unión no durará mucho”, advirtió Santiago. Al verte sin compañía, hallarás una excusa para boicotearte. Verás que es más fácil hacer cambios si tienes personas con las que puedes hablar. Un nutricionista es una gran ayuda, lo mismo que un entrenador. “Esto te compromete más, ya que tienes una dieta y un horario específico con los cuales cumplir y no se trata de tener ganas o no”.
Paso 5: Lleva un seguimiento de tu progreso.
Revisa las metas que te propusiste (en el paso 3) y evalúa regularmente por dónde vas. Si caminar en las mañanas se está haciendo difícil, busca una solución, pero no te quites. Evalúa qué partes del plan funcionan bien y cuáles necesitan ajustes. Reescribe tus objetivos según sea necesario. Si estás logrando tu propósito de manera consecuente, ¡agrega más objetivos!
Finalmente, prémiate. Dale valor a lo que logras y enorgullécete. Ahora, no te premies con comida, sino con un rico largo baño, una pieza de vestir de menor talla de la que usabas, un libro, etc. Los incentivos mantienen la motivación en el camino hacia una buena salud.
Recuerda que si tienes alguna pregunta o deseas información de un tema en particular, puedes escribirme al correo electrónico.
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