Los hijos: Los tuyos, los míos... los nuestros
POR SANDRA LÓPEZ
El éxito al
formar una nueva familia a la que cada uno llega con sus propios hijos
dependerá, en gran medida, de que los adultos hayan tenido un buen divorcio
–maduro y adulto– de su pareja anterior y de que las reglas sean justas y se
apliquen a todos por igual.
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Después de una
separación parece impensable la idea de reconstruir la vida amorosa. Sin
embargo, muchas veces el deseo es más fuerte que el temor. El siguiente
matrimonio no significa solamente volver a tener pareja, sino también corregir
errores y sentir que se puede volver a empezar, armar un proyecto con un sello
profundo, con una nueva confianza en uno mismo y en la otra persona. Ser
parte de una nueva familia significa introducirse en una microcultura de
costumbres, valores y códigos propios. Al ingresar a este cosmos familiar, se
pone a prueba la capacidad de adaptación, apertura y tolerancia de cada quien.
Para esto no existe una clave mágica. Cada pareja formará sus propias pautas a
medida que avanza la relación.
Según dijo a
Buenavida el psiquiatra de niños y adolescentes Luis R. Polo Zegarra, “las
personas que están divorciadas y tienen hijos no deben entrar en relaciones
nuevas antes de completar el divorcio ni poco después. Aunque hay que evaluar
cada caso en sus méritos, en términos generales, la espera debe ser de, por lo
menos, un año –especialmente a los hijos– para acostumbrarse a la situación antes
de entrar en otro escenario también nuevo”.
Pasado este
periodo, los enamorados deben tomarse un tiempo para que la relación progrese,
para conocerse bien, cerciorarse de que son compatibles y que están formando
una unión sólida. Una vez eso ocurra y estén seguros de que quieren seguir
juntos a largo plazo, empiezan a presentar a sus respectivos hijos. “El padre o
la madre del hijo en cuestión, tiene que hablarle de su pareja antes de presentarla.
Le explica que se trata de alguien especial que conoce hace tiempo –o un novio,
dependiendo de la edad de los niños– y que desea que se traten porque formará
parte de su vida. Es importante establecer que este individuo no tomará la
posición de la persona de quien uno se divorció, sino que será como un amigo para
los hijos”, afirmó el experto.
Hijos
El último paso
debe ser que los niños se conozcan entre sí. “Una vez exista una comodidad con
la persona, se les plantea que esta tiene sus hijos propios y se presentan
diciéndoles claramente que esos son sus hijos y que serán una parte importante
de la vida familiar, no hermanos como los hermanos biológicos, sino unos amigos
especiales en la nueva familia que se está creando”.
Para evitar los
celos es importante que las reglas sean justas y se apliquen igualmente a todos
los menores. También es recomendable tener una comunicación clara y frecuente
en la cual los adultos expresen que entienden lo difícil de la situación. “Les
dicen que los celos son sentimientos naturales que todo el mundo experimenta y
que es comprensible que surjan en el nuevo escenario. Sin embargo, tienen que
asegurarse de que no estén pasando injusticias que contribuyan a los celos, y
poner límites firmes en cuanto al comportamiento basado en estos”.
Es vital que los
menores perciban equilibrio en la nueva pareja. Para ello, el nuevo matrimonio
debe presentarse como una unidad y luchar en conjunto por mantener la cohesión
del grupo ensamblado, y al mismo tiempo, enriquecerlo.
Optimizar las crisis
Llevar adelante una
familia compuesta requiere mucho trabajo y, sobre todo, negociaciones
constantes con cada uno de sus integrantes. Dudas como “¿cómo debería
comportarme con los hijos de mi pareja?” o “¿qué lugar ocupo yo en esta nueva
familia?” suelen ser frecuentes tanto desde la perspectiva de la pareja como de
la de los vástagos.
A la hora de la
verdad quizás sea más fácil llamarle la atención al hijo propio que al ajeno,
lo que puede causar celos, frustración o rencores, incluso con la pareja. De
acuerdo con Polo Zegarra, el matrimonio tiene que estar bien unido en cuanto a
la filosofía y las prácticas disciplinarias que les aplicarán a los niños. “Esa
es la falla más común en estas situaciones, que no estén de acuerdo en este
sentido. Se les tiene que mostrar un frente unido de cuáles son las reglas, y
que ambos adultos tienen autoridad en cuestiones de disciplina”, puntualizó el
experimentado psiquiatra. “Especialmente al principio, si hay que imponer
disciplina, es importante que cada adulto tome el liderazgo con sus hijos biológicos.
Cuán fácil sea este proceso dependerá de la madurez y salud mental de cada uno
de los involucrados”.
Un factor
importante que no hay que descuidar es cómo fue el divorcio de la pareja
anterior. Si fue contencioso, esta nueva relación familiar es más difícil que
cuando fue llevadero. “Si hubo mucho conflicto, por lo general, este afecta a
los niños y estos expresarán las dificultades conductualmente en todos los
sitios: en la escuela, con los abuelos, con la mamá, con el papá, etc”,
manifestó Polo Zegarra.
Para ser exitoso
Para encontrar el
propio espacio y ser exitoso en este nuevo álbum emocional que comienza a
forjarse, es importante no tratar de ser ni igual ni del todo diferente de la
nueva familia que le obsequió la vida, sino buscar el punto de equilibrio,
siempre partiendo de aspectos que sean exclusivos y no prestados. En otras
palabras, no perder la propia identidad y ser uno mismo.
A diferencia de
las familias tradicionales, en las ensambladas hay más personajes en juego.
Cada uno tiene características propias, sus conflictos, su manera de vivir y se
necesita energía extra para afrontarlos: hijos de la pareja, ex parejas, ex
cuñados, ex suegros, nueva familia política y cuantos más se te ocurran.
Es preciso
estrenar contratos, es decir, ponerse de acuerdo con determinadas reglas y
tener en cuenta el bagaje emocional que trae el otro para combinarlo
efectivamente con el propio.
Cuando una persona
se separa se produce en ella un cambio profundo: se tambalean viejas
costumbres, gustos, deseos y sensaciones, se replantea la vida pasada, los
vínculos, el trabajo, las asignaturas pendientes. Es una crisis general que
empieza por la separación y continúa con la formación de una nueva relación.
Pero la posibilidad de volver a enamorarse es fantástica, es tener una segunda
oportunidad de volver a vivir cada una de las primeras veces en el amor.
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Si deseas más
información, puedes comunicarte a través del (787) 525-2123.
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