La importancia de visitar a tu doctor del corazón
Hay varias razones por las que es literalmente vital que vayas a la consulta del cardiólogo. Una muy sencilla.
Y es que la mínima falla en el corazón podría ser el final de tu presencia entre los vivos, una pausa en este órgano podría significar que ya no existes. Y otra que es muy hermana de esta es que con los años y los estilos de vida esa “bomba de la vida” y aquella rama de vasos a la que le sirve, conocidos en conjunto como el sistema cardiovascular, va perdiendo capacidades y condición física, casi siempre desde los 40 años en adelante (o en la aparición de la menopausia en las mujeres).
Y si el caso es un corazón que ya ha estado enfermo o perteneces a una familia en la que las enfermedades de este órgano han aparecido y se han llevado, incluso, a seres queridos, pues no creemos que debamos intentar mucho convencerte de que es una básica responsabilidad para con tu salud.
De hecho, cuando se llega a la mediana edad y hasta antes es que se van dando dos fenómenos sutiles, que de primera intención casi ni se sienten, para terminar siendo de los peores asesinos del mundo occidental: la hipertensión (el aumento en la presión sanguínea) y la arteroesclerosis (el endurecimiento, pérdida de elasticidad y obstrucción en las arterias). E incluso, si llegas a pasar de esa etapa y llegas a la tercera edad, pueden las condiciones cardiacas seguir significando un peligro, siendo en la mayoría de las ocasiones la verdadera causa cuando un ser humano muere “de viejo”.
Pero veamos esto del lado positivo. Con un diagnóstico oportuno puedes no sólo evitar que una condición del corazón llegue a consecuencias graves, sino que puedes dotar a tu vida de gran calidad para hacer todo aquello que quieres sin preocupación, al lado de los que amas, y uno que otro que no. Como te dijimos antes, desde los 40 debes ir al cardiólogo con regularidad, pero si has tenido algún evento del corazón, un pasado de enfermedades cardiacas, o existen estas en tu familia, debes ir ya desde los 35.
Tú doctor te examinará a fondo, con el fin de encontrar todas las anomalías posibles. Debes ir también enseguida que comiences a padecer la sensación de quedarte sin aliento, dolor en el pecho o una taquicardia, o subes dos pisos en escalera y tienes que detenerte a recobrar el aliento. También cuando sientes fatiga sin ningún motivo, o padeces de dolores de cabeza insistentes. Y claro, de nada te valdría ir a tu cardiólogo si no acompañas las consultas de un estilo de vida óptimo que goce de alimentos saludables, moderación en el consumo de bebidas, descansos y cierta distancia de situaciones estresantes.
Si no, pues no hay doctor de corazón que valga.
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