Las emociones son parte de la esencia humana. Dominan la mente y la vida. Por eso es necesario aprender a lidiar con ellas, a dominarlas y a controlarlas para que no lleguen a ser perjudiciales.
La sinceridad no se encuentra en las palabras, sino en los gestos. Si logramos conocer el significado de las señales propias y las ajenas, los movimientos corporales o las “caras que hacemos”, podremos dominar los sentimientos de los demás y aprender a maximizar los propios.
La sinceridad no se encuentra en las palabras, sino en los gestos. Si logramos conocer el significado de las señales propias y las ajenas, los movimientos corporales o las “caras que hacemos”, podremos dominar los sentimientos de los demás y aprender a maximizar los propios.
Consejos que pueden ayudarte:
Según expertos en el tema, aprender a convivir, a entender, a relacionarse abiertamente sin desconfianza, a soportar juicios adversos son algunos requisitos para mejorar nuestra relación con el resto de la gente. Para lograr esto recomiendan los siguientes ejercicios prácticos:
1-Asume la postura mental de mejorar tu capacidad para hacer frente a los problemas, sin ponerte la presión de alguna fecha límite.
2-Haz un balance de las necesidades, sentimientos y derechos que te exigen los demás.
3- Posterga la toma de decisiones y los juicios de valor. Mantente flexible y no te exijas respuestas inmediatas pues aumentarás la presión emocional y con ello, el descontrol.
4-Mantén una comunicación abierta. No culpes a otros ni critiques.
5- Ten en cuenta que el conflicto se afronta mejor "suavizando" las disputas, siendo complaciente y "cediendo" a las exigencias de los demás.
6- Desdramatiza con humor y no vuelques la agresión hacia ti mismo. Por el contrario, trátate con amabilidad y recuérdate que has comenzado un proceso de aprendizaje para controlar tus emociones.
7- Concentra tu atención no sólo en las palabras, sino también en la entonación que les das, en las pausas y los movimientos de la cara y el cuerpo.
Este proceso puede tomar algún tiempo y son necesarias algunas herramientas más como:
• Para ganar en el manejo de tus emociones comienza practicándolas desde situaciones sencillas.
• No esperes a los desbordes para asumir tu necesidad de aprendizaje.
• No realices promesas de cambios inmediatos, ya que la presión que generarás por ello, aumentará tu descontrol.
Buscar ayuda cuando entendemos que lo hemos intentado todo y no hemos podido dominar por cuenta propia nuestras emociones es el mejor paso que podemos dar. Es la forma más saludable de encontrar solución a situaciones que pueden estar trastocando nuestra paz y tranquilidad.
1-Asume la postura mental de mejorar tu capacidad para hacer frente a los problemas, sin ponerte la presión de alguna fecha límite.
2-Haz un balance de las necesidades, sentimientos y derechos que te exigen los demás.
3- Posterga la toma de decisiones y los juicios de valor. Mantente flexible y no te exijas respuestas inmediatas pues aumentarás la presión emocional y con ello, el descontrol.
4-Mantén una comunicación abierta. No culpes a otros ni critiques.
5- Ten en cuenta que el conflicto se afronta mejor "suavizando" las disputas, siendo complaciente y "cediendo" a las exigencias de los demás.
6- Desdramatiza con humor y no vuelques la agresión hacia ti mismo. Por el contrario, trátate con amabilidad y recuérdate que has comenzado un proceso de aprendizaje para controlar tus emociones.
7- Concentra tu atención no sólo en las palabras, sino también en la entonación que les das, en las pausas y los movimientos de la cara y el cuerpo.
Importante:
Este proceso puede tomar algún tiempo y son necesarias algunas herramientas más como:
• Para ganar en el manejo de tus emociones comienza practicándolas desde situaciones sencillas.
• No esperes a los desbordes para asumir tu necesidad de aprendizaje.
• No realices promesas de cambios inmediatos, ya que la presión que generarás por ello, aumentará tu descontrol.
Buscar ayuda cuando entendemos que lo hemos intentado todo y no hemos podido dominar por cuenta propia nuestras emociones es el mejor paso que podemos dar. Es la forma más saludable de encontrar solución a situaciones que pueden estar trastocando nuestra paz y tranquilidad.