Sanación: Agua

¡Al agua, para sanar!

Foto: atractiva.es
Desde los cinco años, Debbie Torrellas se siente más cómoda en el agua que en cualquier otro lugar. A esa tierna edad, comenzó a nadar, participando posteriormente como nadadora en competencias tanto nacionales como internacionales.

En su adolescencia, incursionó también en el nado sincronizado, era toda una “sirenita”. A nivel profesional, Debbie también fue exitosa en su faceta de ejecutiva empresarial hasta que un día se despojó de sus zapatos de taco alto para andar descalza y de su traje de chaqueta para lucir un traje de baño como su uniforme. Su “oficina” se trasladó al agua. Le debe mucho, porque la ayudó a recuperar su salud. 

Búsqueda 

Hace 10 años, tras varios choques sufridos en los que su carro curiosamente fue golpeado en cuatro ocasiones por la parte trasera, continuó su vida como si nada, porque no se sentía mal en el momento. Poco sabía que pasarían factura un poco más adelante con dolores intensos que afectaron su movilidad y robaron su bienestar.  A esos dolores se unió una serie de eventos personales que le ocasionó niveles altos de estrés. A raíz de esta combinación de males, el cuerpo la traicionó.  “Los dolores extremos en distintas partes del cuerpo no me dejaban casi respirar. Unas pruebas médicas mostraron mis niveles de inflamación elevados. También, tengo que reconocer que el exceso de ejercicio que continuaba haciendo a pesar de mis dolencias me lastimó aun más”, afirmó Torrellas, desde Float, centro de bienestar acuático situado en la urbanización College Park de San Juan. Su vida se redujo a consultas con varios especialistas, hasta que finalmente, el más acertado fue el que le aconsejó volver al agua.

El regreso 

Tras esa recomendación, que a nuestra entrevistada le resultó sumamente fácil seguir, regresó a lo que siempre había sido su medio favorito. “Seguí nadando”, afirmó la también maestra de yoga, “volví a practicar yoga en el agua, porque fuera de ella, la fatiga no me lo permitía”.

AcuaYogi

Así nació AcuaYogi. Debbie es la fundadora y dueña de este concepto y disciplina. Este ejercicio combina el movimiento coordinado con la respiración consciente, integrando las disciplinas del yoga, la natación, el nado sincronizado y el polo acuático. “Son movimientos lo suficientemente sencillos y delineados como para ser ejecutados  por cualquier persona”, explicó la instructora. “El yoga y la natación tienen un factor en común, la oxigenación constante a distintas partes del cuerpo. A la exhalación e inhalación para lograr una postura activa, se unen muchos movimientos facilitados por la cualidad multidimensional del agua. El nado sincronizado provee velocidad, y ambos, nado sincronizado y polo aportan al sistema cardiovascular. AcuaYogi son movimientos lo suficientemente sencillos y delineados como para ser ejecutados  por cualquier persona”, explicó la instructora

Potente combinación  

Últimamente, Debbie cuenta con un nuevo “amor”, la kinaqua, otro concepto creado por ella. “Consiste en aplicar una terapia craneosacral completa en pleno movimiento”, explicó. Combina el watsu, –una terapia en la que el instructor sostiene al cliente en sus brazos con suma gentileza al tiempo que realiza unos movimientos suaves y rítmicos para liberar el cuerpo–, con el masaje craneosacral. “El watsu mide la elasticidad del cuerpo y los rasgos de movimientos de las articulaciones. Trabaja más acorde con el movimiento y el terapeuta provoca el movimiento. El craneosacral es diferente porque en este se sigue el movimiento del cuerpo al trabajar mediante masajes el área del cráneo. Aquí el cuerpo es el que manda”.

Combinar ambos –watsu y craneosacral– en la disciplina de kinaqua, provoca un estado de relajación profunda porque se trabaja directamente con el sistema nervioso central.

Alianza 

Esta experta forma terapeutas en todas estas disciplinas y ha creado la Alianza Acuática de Puerto Rico. “Se ha desarrollado para formar personal voluntario para la realización de la terapia kinaqua con delfines”. Varias veces al año esta Alianza viaja al centro Dolphin Discovery en la isla de Tortola, donde los delfines nadan alrededor del terapeuta y el instructor, sin que interfieran en ningún momento con el proceso terapéutico, “si intentan acercarse los controla un entrenador de delfines”. De esa forma “nosotros como terapeutas no interactuamos con el delfín, pero cada uno hace su trabajo”. Así, las emisiones acústicas de los delfines favorecen el desbloqueo producido por la terapia craneosacral y asisten a restablecer el equilibrio.
Debbie Torrellas continuará en el agua. Ahí espera a todos los que deseen beneficiarse de estas terapias. Sus experiencias como terapeuta acuática han sido plasmadas en las páginas del libro  The Water Kite Journey: Get Wet and Heal. En el mismo narra sus beneficios en los casos de discos herniados, artritis reumatoide, afecciones neurológicas, escoliosis y autismo, entre otras condiciones médicas.


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